Todos soñamos con largos viajes, fenomenales aventuras y un sinfín de anécdotas que contar a nuestra familia y amigos a nuestro regreso. Pero en numerosas ocasiones lo soñado no podría estar mas lejos de la realidad.
¿Quién no ha coincidido en algún lugar con turistas que sólo se dedican a criticar lo que ven o a hacer comparaciones, a menudo de forma despectiva, con lo que conocen en su lugar de origen?
Es una verdadera pena hacer el esfuerzo de desplazarte a otro país, a otra cultura completamente distinta y pasarte el día deseando volver a casa, a tu cómoda casa donde todo es conocido y donde tus cinco sentidos pueden descansar.
A veces da la sensación de que algunas personas viajan tan sólo para echar un par de fotos, colgarlas en la pared de su casa y poder contarles a sus amigos que estuvieron allí. En fin, hay gente para todo.
Para no sufrir el síndrome del Yo estuve allí, a continuación 5 recomendaciones fundamentales para tus viajes.
1. Abre tu mente
Libérate de todo lo que conoces en tu lugar de origen. Despójate de prejuicios y prepárate para absorber todo lo que veas, escuches, huelas, sientas en este nuevo país al que has llegado, lleno de sorpresas y de cosas distintas a las que jamás hubieras llegado a imaginar.
Tal vez sea necesario que le dediques algo de tiempo a esta preparación mental. Antes de viajar no sólo es importante preparar la mochila, la maleta, la documentación o el dinero. También es importante prepararte a tí mismo, dedicar unos minutos a ser consciente de lo que estás haciendo. Estás viajando a un lugar al que no sabes si jamás tendrás la oportunidad de regresar, por lo tanto merece la pena abrir todos los sentidos y empaparse de las distintas formas de hacer y de vivir con las que te encontrarás. Ese será tu auténtico souvenir.
2. Sé flexible
En tus viajes, sobre todo si son de larga duración, te encontrarás con un montón de contratiempos, improvisaciones y decisiones que deberás tomar sobre la marcha. Mi recomendación es que no te ciñas a un plan cerrado y estricto. Deja espacio a las variantes, porque en numerosas ocasiones conversarás con otros viajeros como tú que te guiarán con sus recomendaciones, y ¡qué mejor recomendación que la de una persona que viene del lugar al que tú vas!
No te obsesiones con tener todos los detalles atados y controlados, actúa un poco sobre la marcha. Si planificas a largo plazo sé consciente de que el corto plazo te puede modificar lo planificado. Acéptalo. Al fin y al cabo un viaje es como la vida, nunca sabes con qué o con quién te vas a encontrar a la vuelta de la esquina.
3. Sé respetuoso
En otros lugares hacen las cosas de forma totalmente distintas a cómo las hacéis tu y los tuyos en tu pueblo. Y también son felices. Es importante recordar que hay más de un método para vivir, para disfrutar de la vida, para ser feliz. Y si algo que veo me resulta extraño o chocante, lo miro, lo observo y lo respeto. Que decidas o no adaptar tu forma de vida según aquello que veas durante tus viajes es cosa tuya, pero es necesario respetar siempre las diferencias culturales con las que te encontrarás en el camino. Recuerda que lo tuyo no tiene por qué ser necesariamente lo mejor.
4. Habla con los locales
Pregunta, escucha, conversa, explica, interésate por cómo viven, qué tradiciones tienen, cuál es su religión, que deportes practican, que tipo de gobierno tienen en el país, cuales son las formas más comunes de ganarse la vida. Habla con los habitantes del lugar que visitas. Interésate por ellos. No hay mejor forma de conocer un país, una cultura, una región, que a través de los ojos y de las experiencias de quienes lo habitan. A ellos les encantará, y también se interesarán por las formas de hacer en tu lugar de origen. Te darás cuenta de que todas las personas somos iguales, independientemente de nuestra lengua, nuestra raza, nuestra cultura, nuestras tradiciones. Todos buscamos lo mismo, ser felices, y la mejor forma de comprobarlo es mezclándote y relacionándote con los habitantes del lugar al que viajas.
5. Disfruta!
No por última la menos importante. ¡Disfruta! Fundamental. Eres un afortunado por poder viajar. Sé consciente de ello y disfruta de cada momento de tu viaje. Olores que no olvidarás jamás. Imágenes que permanecerán para siempre en tu retina. Personas que te harán descubrir nuevas formas de plantearte la vida. Todo ello son regalos que no tienen precio. Disfrútalos al máximo.
Ves a los bares, prueba los licores locales, deja que la noche te muestre cómo late el corazón del lugar que estás visitando.
Recuerda, sólo se vive una vez. Por respeto a los que no tienen nuestras oportunidades y por respeto a nostros mismos, tenemos que disfrutar cada momento de nuestras vidas.
Un viaje es como la vida, y ambos deben ser disfrutados al máximo.
(fuente: viajablog.com - Sergi)