jueves, 1 de noviembre de 2012

Sitges, una maravilla...


La ubicación, entre el mar y la montaña, de la localidad barcelonesa de Sitges ofrece al visitante multitud de oportunidades de ocio. La Costa de Garraf, a orillas del mar Mediterráneo, y las montañas cercanas proporcionan a la región unos bellos paisajes naturales. Urbanizaciones de lujo, campos de golf e instalaciones náuticas al lado de las playas, se completan con un interesante casco urbano, desbordante de citas culturales. La gastronomía sitgetana reúne, por su parte, los platos más representativos del litoral catalán y crea, además, exquisitas recetas como el xató.


La Costa de Garraf, el litoral meridional de Barcelona, tiene en Sitges una de sus localidades más representativas. La excelente calidad de sus aguas y playas, algunas de ellas con la distinción de calidad “Bandera Azul”, y la proximidad de las montañas la han convertido en un destino privilegiado. Su núcleo urbano también merece una visita. Allí esperan construcciones religiosas como las iglesias de Sant Bartomeu y Santa Tecla.




La Casa de la Vila, edificio neogótico del siglo XIX, y el Palau Maricel, en el que se dan cita elementos medievales, renacentistas y barrocos, son otros de los puntos de interés de la ciudad. La estética modernista de finales del siglo XIX y principios del XX también ha legado a Sitges bellas muestras arquitectónicas, como la casa taller del escritor y pintor Santiago Rusiñol, el Cau Ferrat. Este creador se instaló en Sitges en 1891 e hizo de esta localidad catalana punto de encuentro de intelectuales y artistas, dándole un aire bohemio que aún hoy conserva.



Arte y cultura

La agenda cultural de Sitges cuenta con importantes encuentros como el Rally Internacional de Coches de Época (de Fiesta de Interés Turístico Nacional), el Festival Internacional de Cine de Cataluña o la celebración del Corpus Christi. Además, el visitante puede aproximarse a la cultura de la zona a través de tres museos. La casa taller de Rusiñol expone, junto a las suyas, obras de El Greco, Zuloaga y Picasso, entre otros. Por su parte, en el Museo Maricel se pueden admirar colecciones de arte Románico, Gótico y una pinacoteca de Arte Moderno. Para profundizar en la sociedad catalana del siglo XIX se debe visitar el Museo Romántico.



Tanto en el casco antiguo como en los puertos y áreas playeras se disponen multitud de restaurantes en los que conocer la gastronomía local. Uno de los platos principales es el xató, elaborado con escarola, bacalao, atún, anchoas y aceitunas, y aderezado con salsa romescu (ñoras asadas, almendras tostadas, ajos, aceite y guindilla). La sepia estofada con patatas y ali-oli, el guiso de atún o la fideuá son otras de las delicias que se preparan en Sitges. Las denominaciones de origen de Alella, Penedés y Pla de Bages son los vinos recomendados para acompañar estas viandas.



Puertos deportivos

Más de cuatro kilómetros de playas blancas y finas se extienden por el litoral de esta localidad barcelonesa. Provistas de todo tipo de instalaciones y servicios, se convierten en un lugar perfecto para disfrutar del tiempo de ocio. Las más familiares se encuentran bien comunicadas y poseen aguas poco profundas y con escaso oleaje. Otras se sitúan en parajes más apartados y en algunas se puede practicar el nudismo. Sus puertos deportivos también proponen multitud de actividades náuticas, así como diferentes empresas cuentan con programas de aventura que incluyen escalada, espeleología o senderismo.